Agradeciendo el interés que han demostrado por las entradas que he titulado "Las Mujeres y la Fantasía Épica", y cumpliendo aquel dicho que dice "más vale tarde que nunca", en este tercer capítulo quisiera compartir con ustedes mi personal opinión de otra obra nacional que ha tenido gran éxito editorial. De hecho, el mes recién pasado fue publicada su continuación "El peligro de las Islas".
Aquí va.
"El rescate del Castillo Blanco", de Jorge García Fuentealba
Volna es una joven muchacha que
vive en un Castillo Blanco, en medio de la Urgulia, junto a sus dos abuelos
putativos que han cuidado de ella desde pequeña. El Castillo es una fortaleza extraña, pues no
obstante su magnificencia, se encuentra en medio de una tierra de criaturas
malignas, rodeado por una densa nube de humo negro. Además, es custodiado por
unos extraños centinelas: soldados-marionetas que cumplen sus funciones a
través de un delicado mecanismo de engranajes. Este ha sido siempre el mundo de
Volna, un mundo que debe dejar a sus 13 años para cumplir una misión: Rescatar
el Castillo Blanco.
El
punto de partida de las peripecias de la joven comienzan en el mismo punto al
cual luego debe retornar para rescatar a sus abuelos, los dos únicos habitantes
que quedan en el Castillo. Vestida de trasgo, la hija de los reyes guerreros se
interna en la tierra tenebrosa de la Urgulia con el fin de alcanzar aquella
parte libre del mal y pedir ayuda.
Volna
enfrenta la aventura con una valentía muy peculiar, en mi opinión. Es aquel
tipo de coraje que no se sobrepone al miedo, sino que se funda en sentimientos
más nobles y más humanos que instintivos. Por ejemplo, una de las primeras
personas con las que Volna se encuentra al comenzar su viaje, es con la bruja
Ávakast. Para cualquier niña de su edad, esa sola circunstancia puede inducir al
miedo, pero Volna reacciona de una manera totalmente diferente. Antes de ver a Ávakast como una enemiga o un peligro, la princesa vestida de trasgo
escucha a su particular anfitriona sin ningún tipo de pre juzgamiento. Con la
misma buena voluntad y disposición de espíritu, Volna enfrenta a vampiros,
trasgos, guardianes marinos y fantasmas. Aquí la pluma de García Fuentealba nos
transmite con sutileza una ingenuidad prístina e inocente que realza la
encantadora primera juventud de Volna. Por una parte nos hace concientes de su
fragilidad, de su inexperiencia, de su falta de desconfianza, pero al mismo
tiempo de una fortaleza de carácter fundada en el amor no sólo de quienes lo
merecen, sino que también de aquellos que a primera vista al menos no deberían
merecerlo.
Como
líder, la característica que he tratado de esbozar hasta aquí, se acentúa aún
más. Volna lidera su ejército con la determinación de rescatar a sus abuelos,
pero también con la bondad y compasión de una joven mujer que no permanece
indiferente al sufrimiento de quienes la rodean, en especial, de quienes están
bajo su mando o cuidado, incluso si ese trato compasivo puede ir en contra de
los propósitos más grandes de la guerra.
En
fin, creo que heroínas como Volna son el ejemplo de que en el relato épico, la
mujer desempeña un papel trascendental consistente en humanizar la contienda,
en dotarla de sentimiento, en padecer el mal no sólo en un plano físico, sino
que también llevarlo como una marca que se supera con la mayor fuerza del amor.
Próxima entrada:
June Vagsto, de Beatriz Lerma